Pese a que no existan muchos estudios que confirmen esta premisa, desde la práctica clínica podemos observar cómo ha incrementado el número de casos en niños entre los 24 meses y los 5 años, que acuden al logopeda a causa de estas dificultades.
Si analizamos la situación vivida, y la llevamos a la importancia de una adecuada estimulación temprana, podemos comprender que la falta de exposición ambiental, la ansiedad y el estrés vivido en la sociedad y núcleos familiares, la demanda del teletrabajo, hecho que transfiere sobre la dificultad de ofrecer una buena atención a los más pequeños, la privación de vivir diferentes experiencias a través de los sentidos; no tocar ningún elemento que pudiese estar contaminado, lavado constante de manos, no experimentar nada a través de la oralidad, las mascarillas, la privación de relacionarse los niños con sus iguales debido a la situación de confinamiento, son factores que considero han perjudicado enormemente al adecuado desarrollo en las primeras etapas.
Una de las causas más comunes por las que se acude al logopeda es la falta de estimulación del propio lenguaje. No existe un repertorio adecuado de vocabulario, el niño/a se frustra, en algunos casos no existe una buena intencionalidad comunicativa e incluso hemos observado dificultades en la comprensión adecuada en relación a la edad cronológica. La relación con los iguales se ve comprometida y es algo que los progenitores suelen observar en las reuniones familiares, en el parque o en las escuelas infantiles.
En edades más avanzadas, observamos un aumento de casos de niños con Trastornos de los Sonidos del Habla. Las mascarillas ocultan la boca; por tanto, los niños en plena fase de desarrollo del lenguaje, se han visto privados de perfeccionar este aspecto en donde se asientan los sonidos de las palabras a través de la discriminación auditiva y la propia imitación.
Si estamos ante un caso así, debemos valorar la opción de acudir al pediatra y si fuese necesario, contactar con los especialistas adecuados a la necesidad presentada.
La famosa expresión del “ya hablará”, tan usada, ha hecho mucho daño a los más pequeños y las familias durante mucho tiempo. Lo más adecuado es intervenir desde edades tempranas y ofrecer a las familias y el paciente, las herramientas necesarias para la adquisición de una comunicación eficaz y funcional.